Juan se sintió emocionado cuando le presentaron al Maestro. Toda su vida la había transcurrido conviviendo con preguntas que le quitaban el sueño, que le impedían vivir naturalmente y sin cuestionamientos como el resto de las personas. Ahora había llegado el momento de responderlas. Juan preguntó al Maestro:
- Maestro, que es el infinito?
- El infinito, Juan, el infinito es la cantidad de bacterias que tienes dentro de tu organismo, el infinito es la cantidad de árboles en la llanura, el infinito es... -respiró profundamente y prosiguió, señalando al piso- ...esa miga de pan!
- Eso no es posible - respondió Juan -. Puedo ver esa miga de pan. Puedo ver sus límites. Puedo pesarla. Eso no puede ser el infinito.
El Maestro sonrió y tomó a Juan del hombro.
- Sin embargo, Juan, podría partir esa miga en dos o en cuatro, o tantas veces como quisiera, y darle de comer a toda la humanidad, sólo necesitaría un buen cuchillo. Esa miga es infinita.
- Está bien, suponiendo que sea así, eso es lo infinito chico, yo quiero entender lo infinito grande! – dijo Juan, algo decepcionado.
- Lo grande y lo chico son dos caras de la misma moneda. Lo grande es a lo chico como la respuesta a la pregunta, como el átomo al universo.
- No entiendo, Maestro, como puede ser que el universo sea infinito?. Y si no lo es, pues entonces, como puede ser que no lo sea?
- Lo que es y lo que no es, mi querido Juan, son dos caras de la misma moneda.
- Maestro, aún no lo entiendo.
- Bien, Juan, dame una moneda.
- Aqui tiene.
- Gracias.
- Y bien?
- Me tengo que ir.
- Maestro..., no va a demostrarme el infinito con la moneda que le dí?
- No.
- Me la devuelve entonces?
- NO.
- Espere, Maestro, una última pregunta, que es la nada?
- No sé. CHAU!
- Pero Maestro!!!
Así fue que Juan continuó su camino lleno de interrogantes, hasta que se casó con una mujer que un día le dijo:
- Nada me gustaría más que hacer un viaje contigo para demostrarte mi Infinito amor.
Entonces Juan comprendió lo que era el Infinito y la Nada, y también supo en ese instante que el Maestro, aunque imperfecto y misterioso, era mil veces más barato.
Claramendi
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Estoy en un bar tomando una cerveza, una cerveza bastante berreta la
verdad, los tristes afeminados de palermo han hecho moco la cerveza, la
cerveza ya no...
Hace 4 días.